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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

¿Por qué está incrementando la frecuencia de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)?



Infecciones de transmisión sexual ITS

Para que nos adentremos en la materia, tenemos que empezar explicando que las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), también conocidas como enfermedades de transmisión sexual (ETS) o infecciones de transmisión genital (ITG), son infecciones que se transmiten de una persona a otra a través del contacto sexual. Las ITS se clasifican en distintos tipos según si su agente causal se encuentra en una bacteria, un virus, un parásito o un hongo. Cuando se contrae una ITS, dependiendo de ese agente causal, podremos ponerle cura con la toma de antibióticos en el caso de las bacterias, pero si se trata de un virus, en este caso únicamente podremos paliar los síntomas y mantener el virus bajo control mediante la medicación, pero no existe cura. En el caso de parásitos y hongos también pueden tomarse medidas de intervención para acabar con ellos.

Lo que tiene que quedar muy claro es que sea del tipo que sea, cualquier ITS supone un problema para nuestra salud que puede tener graves consecuencias.

Las ITS se contagian por mantener prácticas sexuales de riesgo, es decir, prácticas sexuales genitales con personas de las cuales no sabemos si pueden sufrir una ITS y con las que no se utiliza preservativo. Porque sí, la única vía y el único método, además de la abstinencia, que nos protege de contraer una ITS es el uso correcto del preservativo.

Para dar respuesta al título de este artículo, veamos por qué en los últimos años está aumentando la frecuencia de ITS y sobre todo en población más joven.

Son varios los estudios cuyos resultados indican que se está produciendo un aumento en el contagio de las ITS, con las graves consecuencias que conlleva este hecho tanto para la salud individual como para la de aquellas personas con las que se realizan prácticas sexuales si no se ponen medidas de protección.

¿Cuáles son las causas que explican este incremento?

- ¿Se ha perdido el miedo a las ITS? Podríamos decir que sí, que la gente en general no es consciente de las consecuencias para la salud que conllevan las prácticas sexuales de riesgo. Primero porque no se sabe qué son las prácticas sexuales de riesgo, y segundo porque cuando se habla de ITS se pone el foco en lo “malo” que es y no qué son, cómo se contraen, cómo se previenen y cuáles son sus consecuencias.

- Prácticas sexuales de riesgo: siguiendo con el punto anterior, que se sigan realizando este tipo de prácticas en las que no se utiliza preservativo o barreras orales, produce inevitablemente que se produzca un aumento en la presencia de ITS. Si además, a las prácticas sexuales de riesgo les sumamos los posibles efectos del consumo de alcohol o/y otras drogas, el riesgo incrementa aún más.

- Considerar que el preservativo tiene una única función: evitar embarazos no deseados. ¡Error! El preservativo, además de prevenir embarazos no deseados, tiene otra función más importante aún si cabe: evitar el contagio de ITS. Es el único método que protege de ITS.

- El uso de anticonceptivos orales y hormonales. Si pensamos que con otro método que no sea el preservativo estamos protegidos de ITS, ¡lo llevamos claro! En población joven (y no tan joven) se sigue manteniendo la creencia de que, sobre todo en relaciones eróticas heterosexuales, si la mujer está tomando algún tipo de anticonceptivo hormonal como por ejemplo la píldora anticonceptiva, no es necesario utilizar preservativo. Pues bien, si se trata de una práctica de riesgo, el anticonceptivo hormonal protege del embarazo no deseado pero no tiene ninguna función como protector ante ITS.

- No ver riesgos en otras prácticas sexuales no coitales como el sexo oral o el sexo anal. Creer que sólo pueden contagiarse ITS mediante el coito vaginal es un grave error. Cualquier práctica sexual en la que estén presente los genitales se convierte en un medio de transmisión de este tipo de infecciones si, repito, no se utiliza preservativo. Se nos olvida o desconocemos que el sexo oral o el sexo anal conllevan tantos riesgos como el sexo vaginal. Para este tipo de prácticas hay que utilizar también preservativo, y en el caso del sexo oral hacia la mujer, existen unas bandas orales que sirven para poner esa barrera protectora. ¡Protejamos nuestra salud!

- Escasa y pobre educación sexual. Todo lo anterior se traduce en el punto al que solemos llegar siempre sexólogas y sexólogos: la falta de educación sexual existente en nuestra sociedad. Esa falta de educación sexual positiva y de calidad se traduce en desconocimiento y prevalencia de mitos sexuales. En este caso podemos nombrar dos: el “con preservativo se siente menos” y el “yo controlo”. En centros de educación secundaria me encuentro con que estas dos creencias distorsionadas están muy presentes a día de hoy. Creer que con preservativo se siente menos placer sexual lleva a justificar que no se utilice a pesar de ponerse en riesgo, pero para no disminuir supuestamente esa sensibilidad al placer, al igual que creer que se puede controlar la eyaculación se justifica no utilizar preservativo porque se cree que así no entran en contacto los fluidos genitales. ¡Otro grave error! En primer lugar, porque como bien deberíamos de saber “antes de llover, chispea”, es decir, antes de eyacular se produce la expulsión de líquido preseminal, por lo que ya estamos hablando de fluidos, y en segundo lugar, porque el contacto genital es contacto en sí, haya más o menos fluidos. Con lo cual, quedamos expuestos a contraer o contagiar una ITS. Siguiendo con la educación sexual, también es posible que se utilicen barreras como el preservativo o las bandas orales, pero que se haga un uso incorrecto de ellas, es decir, que se coloquen mal o que se utilicen temporalmente tarde, entre otras cosas, por el desconocimiento en cuanto a su uso correcto. Sí, en verdad no suelen enseñarnos cómo se coloca bien un preservativo y cada persona tiene que arreglárselas para aprender.

- Factor adolescencia. Si a todo lo anterior le sumamos un período como la adolescencia, donde existe una menor percepción del peligro, las personas pueden autoconvencerse (o más bien autoengañarse) mediante le mensaje “A mí no me a pasar”, pero cuidado, porque “te puede pasar”, es más, es mucho más probable que te pase.

- Abuso de medicamentos. La automedicación aumenta la resistencia de los microorganismos presentes en las infecciones, de modo que el abuso de antibióticos contribuye a que se produzca una tolerancia a la medicación y que ésta no sea eficaz para curar determinadas infecciones. De hecho, hace poco un estudio explicaba cómo se ha encontrado un caso específico de gonorrea resistente a todo tipo de antibiótico. ¡Ojo con esto!

¿Las nuevas formas de relacionarse influyen en este aumento en la frecuencia de ITS?

Es posible que sí si no se toman las medidas de protección adecuadas. Puesto que debido a las aplicaciones móviles, redes sociales y otros medios virtuales sí existe una mayor facilidad para tener relaciones sexuales esporádicas con personas que a su vez probablemente han tenido sexo con otras muchas personas, las consecuencias de no utilizar medidas preventivas de ITS pueden ser terroríficas puesto que se incrementa notablemente la posibilidad de contagio de ITS. Además de esto, las conocidas como “modas sexuales” de riesgo (como la llamada ruleta rusa sexual) no hacen más que incrementar la probabilidad de contraer una infección, además de otras muchas graves consecuencias.

¿Qué podemos hacer?

- Educación sexual. No me cansaré de repetirlo. Necesitamos una educación sexual positiva y de calidad en la que se trate la sexualidad con la naturalidad y la normalidad que merece, una sexualidad libre y tanto respetada como respetuosa. Esta educación tiene que venir tanto del entorno familiar como de las escuelas e instituciones, necesitamos trabajar todos en la misma dirección.

- Favorecer la promoción de la salud sexual. Entender salud no sólo como ausencia de enfermedad, entender salud sexual como algo mucho más amplio y que abarca más allá de las ITS y los embarazos no deseados, puesto que, aunque incluso las típicas charlas de sexualidad que hemos recibido en el instituto se centraban básicamente en estos dos asuntos, algo no se ha hecho bien cuando las ITS siguen aumentando y se produce un gran número de embarazos no deseados y en población adolescente. En el caso que nos ocupa en este post, trabajar la educación sexual en prevención de ITS no mostrando “Cuidado, el sexo es peligroso y te puedes enfermar” y sí “El sexo es divertido, pero las prácticas sexuales de riesgo pueden poner en peligro vuestra vida y puedes hacer esto para prevenir riesgos y disfrutar de tu sexualidad”.

- Informar sobre los puntos de atención a la salud sexual. Una duda que se repite en cada taller o charla de educación sexual con población adolescente es: “¿A dónde puedo ir si tengo dudas o a informarme?”. Lo preguntan porque no lo saben. Por ejemplo, hay que informar de a dónde puede acudir una persona que cree que tiene una ITS y no sabe qué hacer porque le da vergüenza decírselo a sus padres o a dónde pueden ir a resolver cualquier tipo de duda de carácter sexual. Saber que pueden acudir a un centro de salud, a una asociación o a determinados profesionales es mucho más adecuado que buscar información en internet desconociendo la fuente y sin poner en duda la fiabilidad de lo que se está leyendo. ¡Hay que saber siempre de dónde viene la información que buscamos sobre nuestra salud! Y siempre será mucho mejor contactar directamente con un profesional acreditado.

Para terminar, recordemos que en el tema de las ITS, prevenir siempre será mejor que curar, así que utilicemos preservativo y cuidemos de nuestra salud y la de las personas con las que tenemos relaciones sexuales. Y, si eres conocedor de que tienes una ITS y vas a tener relaciones con otra persona, esa persona tiene derecho a saber que sufres una ITS, así que díselo y deja que esa persona decida libremente.

¡Por un sexo libre, seguro y sano!


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