
Propiedad de la imagen: Sonia García Barbera.
En artículos anteriores he puesto de manifiesto lo útiles que son los productos de juguetería erótica para complementar la terapia sexual, pues brindan posibilidades de intervención terapéutica que sin su existencia serían más complejas.
Hay muchas mujeres que acuden a consulta con problemas de dolor en sus relaciones íntimas, que principalmente suceden cuando hay ansiedad sexual por algún motivo y hay tensión muscular en la zona genital, especialmente en la entrada de la vagina.
En estos casos clínicos de terapia sexual donde se trabaja con casuística de dolor en la entrada vaginal con la penetración o con la imposibilidad de penetración vaginal en el caso de la mujer, además de toda la intervención psicoterapéutica (pensamientos, miedos, inseguridades, traumas, autoestima, falta de educación sexual y otros aspectos), en muchos casos recomiendo el uso de vibradores para trabajar la zona genital con terapia de exposición (antigua terapia de choque) de forma directa. Evidentemente, el uso del vibrador es algo que la paciente utiliza en la intimidad de su casa siguiendo las instrucciones que previamente se le han dado en consulta.
En estos casos que mencionaba de trastornos de dolor genito-pélvico/penetración, que antes se conocían como dispareunia y vaginismo, una vez descartada patología física en ginecología y fisioterapia de suelo pélvico, el vibrador se utiliza para diferentes funciones:
Masajear la zona genital externa, para acostumbrar a la zona a recibir estímulo.
Masajear la entrada de la vagina, para acostumbrar a la zona a recibir estímulo y para que el riego sanguíneo fluya mejor debido a la estimulación a través de vibración.
Autoexploración y autoconocimiento, masajeando toda la zona genital y concentrándose en las sensaciones percibidas.
Estimular la vagina (estimulación intravaginal), para acostumbrar a la zona a recibir estímulo y para que el riego sanguíneo fluya mejor debido a la estimulación a través de vibración
Masturbación o autoestimulación erótica.
Todos estos ejercicios van dirigidos a acostumbrar a la zona genital a la estimulación sin dolor desde fuera hacia dentro, siguiendo un protocolo de ejercicios progresivos para que la mujer vaya conociéndose mejor y superando el dolor genital en las relaciones íntimas.
Además, al ser la propia mujer la que manipula el vibrador, le da control sobre su propio cuerpo, generando más confianza en sí misma y en su funcionamiento sexual. La confianza sexual mejorará a su vez la autoestima, tanto de forma general como la sexual, y esto a su vez se traducirá en una mejoría en la dificultad sexual que la mujer presenta al inicio de la terapia.
Siempre recomiendo el uso de vibradores de tamaño pequeño y un grosor no muy grande para que visualmente no sea impactante y para que también sea más fácil de trabajar. Además, el diseño tiene que ser un diseño atractivo a la vista alejado de formas fálicas explícitas, para favorecer la consideración del vibrador como herramienta terapéutica y adquirir mayor compromiso con los ejercicios terapéuticos recomendados.
Dafne es uno de los vibradores que recomiendo por su diseño y sus virtudes. Es un vibrador pequeño, fino y con una punta ergonómica para que sea fácilmente manejable en la exposición vaginal. Tiene 10 grados de vibración, permitiendo comenzar con vibraciones de bajo nivel hasta encontrar el nivel de vibración con el que más cómoda se sienta la mujer. Además, Dafne es resistente al agua para poder utilizarlo bajo la ducha y se recarga con conector magnético, como si se estuviera cargando el teléfono móvil.
Por supuesto, además de para terapia sexual, Dafne puede ser un buen compañero para jugar y explorar a nivel sexual, tanto a solas como en pareja, sin que exista ninguna dificultad íntima. Pincha aquí si quieres descubrir a Dafne, este recomendable complemento para tu salud sexual. Utiliza el código SONIA10 y consigue un 10% de descuento.
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Artículo escrito por Sonia García Barbera,
Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de parejas.
Directora del Centro de Psicología Sonia García
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