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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

¿Somos pareja? No lo parece



Aunque la situación está cambiando poco a poco, lo común en una pareja heterosexual es que la mujer sea quien asuma la responsabilidad de la gran mayoría de las tareas domésticas. Por tradición y cultura nos han enseñado que es la mujer la responsable de mantener la casa limpia, preparar las comidas y tener en definitiva un hogar ordenado, además también a la mujer se le asigna el papel de cuidadora de los suyos, en definitiva, es esto lo que culturalmente conocemos como mamá.

En las relaciones de pareja el comportamiento de uno influye directamente en el otro. A veces ocurre que, en las relaciones de pareja, el comportamiento de uno hace que el otro ejerza un papel diferente al de pareja, y el comportamiento de este otro hace que éste también adquiera otro papel que no es el de pareja. ¿Qué quiere decir esto?

Con la convivencia en pareja, sobre todo en lo referido a las tareas y organización del hogar, llega un momento en que la mujer-pareja se puede convertir en mujer-madre de su pareja, y el hombre-pareja se puede convertir en hombre-hijo de su pareja, distando mucho de una relación de pareja sana y satisfactoria.

¿Cuándo se produce esta peligrosa transformación de roles?

Se produce cuando se da repetidamente esta secuencia: hombre olvida/no hace alguna cosa (recoger la ropa sucia, lavar los platos, sacar la basura, o cualquier cosa que esté dentro de sus responsabilidades en la casa y personales) - la mujer le recuerda/dice que ha olvidado/no ha hecho esa cosa determinada - el hombre sigue sin hacerlo - la mujer acaba por hacerlo ella misma.

¿No os resulta esta secuencia familiar? Hijo olvida/no hace algo (recoger la ropa sucia de la habitación) - mamá se lo recuerda ("Hijo, ¡recoge la ropa de una vez!") - Hijo sigue sin hacerlo pese a la petición de mamá - mamá lo hace (recoge la ropa).

Como vemos, la secuencia madre-hijo se repite en pareja mujer-hombre. Puede darse el caso de que se inviertan los papeles (papá-hija), pero no es lo habitual. De igual forma puede darse la combinación mamá-hija y papá-hijo. Aquí se describe la secuencia madre-hijo porque es la que, como decía antes, se nos ha enseñado culturalmente.

Observamos cómo la pareja entra en un bucle. El comportamiento del hombre hace que la mujer se comporte como una madre y que la mujer haga de madre favorece que el hombre se siga comportando como un hijo. Ninguno es culpable de llegar a esta situación, ambos son responsables, cada uno tiene que conocer el papel que desempeña como pareja y no sustituirlo por otro que no le corresponde.

Si una pareja está inmersa en esta dinámica, ¿qué puede hacer?

Lo fundamental es que se sienten a hablar, que cada uno exprese cómo se siente en esta situación desde el yo ("Me siento mal porque ...") y acordar o negociar cinco puntos importantes:

  • Repartición por escrito de las tareas domésticas para que quede claro cuáles son de responsabilidad de cada uno.

  • Establecer unas normas básicas de convivencia (Ejemplo: recoger la ropa sucia, no dejar las zapatillas en el salón, etc.).

  • Si uno de ellos es olvidadizo, acordar que cuando el otro se de cuenta de que su pareja no ha cumplido con sus responsabilidades, éste se lo hará saber sin ánimos de ofender ("Cariño, todavía no has recogido la mesa").

  • En ningún caso asumirán responsabilidades que no son suyas (no tomarán el rol de madre o padre).

  • Cuando alguno de los dos detecte que el otro se está comportando como madre/padre o hijo/a se lo hará saber. Para ello puede verbalizarlo ("Cariño, creo que estás haciendo de hijo/hija/mamá/papá") o pueden acordar una palabra comodín que van a utilizar cuando detecten en el otro un comportamiento que no le corresponde, es decir, cuando sienten que el otro se está comportando como madre/padre/hijo/hija, inmediatamente decir la palabra comodín (por ejemplo, "¡Paraguas!") y cortar con ese comportamiento. Esto último introduce un toque de humor para no generar tensión.

Puede darse el caso de que no sean capaces de llegar a negociar estos puntos, bien porque tienen posturas muy distintas o bien porque ante esta situación la pareja sufre un desgaste tal que no les permite comunicarse de forma correcta para llegar a acuerdos. En este caso tal vez necesiten plantearse acudir a terapia de pareja para poder solventar esta situación que les genera malestar y no les permite disfrutar de su vida en pareja.

"No hay que morir por el otro,

sino vivir para disfrutar juntos".

~Jorge Bucay~

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Centro Sanitario Autorizado por la Comunidad de Madrid inscrito en el registro con el número CS18647

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