Septiembre y síndrome postvacacional. Dúo que parece escenificar en muchos casos la vuelta al trabajo y a la rutina.
"¿Por qué tengo que volver al trabajo con lo feliz que estaba yo de vacaciones?" Muchos se preguntan.
El síndrome postvacacional se refiere a un conjunto de síntomas que aparecen cuando volvemos a nuestras obligaciones laborales, familiares y/o académicas tras un periodo vacacional.
los síntomas más característicos son:
Falta de concentración
Cansancio
Insomnio
Apatía
Desmotivación
Dolor de cabeza o de tripa
Las personas más susceptibles de sufrirlo son aquellas que están entre los 45 y los 55 años, y los síntomas tienden a remitir entre los 10 y los 15 días, tiempo que podemos considerar como el periodo de adaptación.
¿Cómo hacer frente al síndrome postvacacional?
Si lo que queremos es afrontar la vuelta al trabajo y a la rutina de una forma más positiva, no hay mejor recurso que el de la prevención, es decir, ponerse en marcha antes de que nos invadan esos síntomas. Y te preguntarás que cómo, ¿verdad?. La respuesta es sencilla:
1. Planea la vuelta con tiempo. Regresar de las vacaciones el día antes de empezar a trabajar es un error. Programa tu vuelta dos o tres días antes para que puedas reorganizar y retomar tus rutinas de forma progresiva. Esto evitará un "choque" radical con la vuelta al trabajo.
2. Reorganiza horarios de sueño. Si durante las vacaciones te has levantado a las tantas, procura los dos o tres días antes de volver al trabajo levantarte cada día un poco antes para que el primer día no te cueste tanto.
3. Motívate con algún nuevo proyecto o actividad. No solo y exclusivamente es en vacaciones cuando pueden hacerse cosas agradables, así que busca algo que te motive para incorporarlo a tu rutina en la vuelta al trabajo: practicar algún deporte o actividad que te encante, apuntarte a esas clases que te apetecen, etc. Tener un hobby ayuda y mucho a combatir el estrés.
4. Sigue haciendo las cosas que ya hacías y que te hacían sentir bien. Va en la línea de lo anterior, pero recuperando las actividades que ya hacías y eran placenteras.
5. Fuera rumiaciones. Esos pensamientos negativos, repetitivos y pesimistas no te hacen ningún bien ni son la solución a nada. Corta con ellos. Afronta una nueva etapa con actitud positiva.
6. Plantéate nuevos objetivos laborales o académicos. Te darán un soplo de aire fresco y serán un elemento muy motivante para tu vuelta, pueden convertirse en tu motor de energía.
7. Establece prioridades. No intentes hacerlo todo de un día para otro, organízate para ir haciendo las cosas poco a poco.
8. Acepta el periodo de adaptación. Ya sabes que en pocos días desaparecerá, es algo pasajero.
Si notas que se alarga demasiado y te está generando un malestar que está interfiriendo significativamente en tu día a día, contacta con un psicólogo para que te ayude en ese proceso de adaptación.