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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

Tanorexia: la obsesión por el bronceado



Todos conocemos a alguien que en verano busca lucir un bronceado perfecto. Es posible que algunos de nosotros mismos lo busquemos. Pero, ¿dónde está el límite? ¿Cuándo es suficiente?

Cada año se encuentran más casos de tanorexia. La tanorexia es la obsesión por mantenerse morenos. Se engloba dentro de los trastornos dismórficos, es decir, es una alteración de la percepción que uno tiene de sí mismo. Para las personas con tanorexia su bronceado nunca es suficiente, siempre quieren más. No tienen en cuenta si su piel es muy blanca o tienen muchos lunares.

Esta obsesión por el bronceado les lleva a ignorar los peligros que tiene la exposición prolongada al sol. Dentro de estos peligros están las quemaduras cutáneas, el envejecimiento prematuro de la piel y por supuesto el cáncer de piel. De hecho, el diagnóstico de cáncer de piel en nuestro país aumenta considerablemente cada año.

La obsesión por estar moreno y tomar el sol o hacer uso de las cabinas solares de rayos UVA es más frecuente en mujeres entre los 15 y los 35 años, aunque también se da en hombres. Un dato alarmante es que cada vez se encuentran más casos de tanorexia entre los adolescentes de 14 y 15 años.

Esta obsesión cursa como una adicción. Al tomar el sol nuestro cerebro genera endorfinas, hormonas que provocan una sensación de placer, y es esa sensación placentera la que "engancha" a la persona a los rayos solares. Además, estas personas experimentan un síndrome de abstinencia cuando no pueden broncearse (pensemos en un día nublado de verano o en una cabina solar estropeada en invierno), se ponen nerviosos, irritables y buscan una alternativa para tomar los rayos solares "que necesitan".

Detrás de muchos casos de tanorexia se esconden problemas de fondo: ansiedad y/o depresión, siendo reconocido como un síntoma de un problema más profundo que es necesario tratar.

Muchos expertos coinciden en que este trastorno, de la misma forma que otros relacionados con la propia imagen, son consecuencia de una sociedad que exige, sobre todo a las mujeres, un aspecto físico radiante, "perfecto".

Lo fundamental es que aceptemos el color natural de nuestra piel y que eduquemos a nuestros niños y adolescentes para que así lo hagan, con el valor de la autoaceptación. La prevención es nuestro mejor antídoto.

- Las modas pasan, pero nuestra piel tiene memoria

y no se olvida de dejarte huellas -

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