Cuatro ideas para canalizar la ira
- Centro de Psicología Sonia García

- 15 sept
- 2 Min. de lectura

Las emociones son algo que está muy presente en el ser humano, consistiendo en una serie de cambios que se producen en tres niveles: nivel conductual, es decir, en nuestra forma de actuar; nivel cognitivo, refiriéndose a nuestros pensamientos; y fisiológico, siendo la reacción de nuestro organismo como, por ejemplo, variaciones en la frecuencia cardíaca. Todos estos cambios son causados por algún suceso que consideramos importante, pudiendo ser algo que ha ocurrido en nuestro entorno o algún recuerdo o pensamiento siendo así algo subjetivo tanto lo que las genera como la forma de expresarlas.
En cuanto a los tipos que hay, tenemos muchísimas emociones diferentes. Destacan seis emociones que se consideran emociones básicas, que se expresan de forma característica en los seres humanos, siendo: alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco.
Todas las emociones tienen una función adaptativa para nosotros, es decir, nos son útiles al ayudarnos a adaptar nuestra conducta al entorno que nos rodea y a sus exigencias, además de influir en cómo nos relacionamos con los demás. Sin embargo, cada emoción tiene su propio mensaje adaptativo.
La ira, caracterizada por generar un estado de activación en nuestro cuerpo donde aumenta nuestra frecuencia cardíaca, tensión muscular,... unido a una actitud y pensamientos más negativos y hostiles, pudiendo derivar en conductas como, por ejemplo, la agresión. Aunque sea una emoción considerada erróneamente como negativa, nos es útil y nos ayuda al indicarnos de que hay una amenaza y aportándonos energía para actuar y defendernos de ella poniendo límites.
Un aspecto muy importante es qué hacemos con esta ira, cómo la expresamos, pudiendo derivar en conductas agresivas, en expresarlo verbalmente, en hacer como si no existiera,... Para ayudarte a un correcto manejo de esta emoción, en este artículo propondremos cuatro ideas para canalizar la ira:
Escribir en un cuaderno la situación que ha generado esta emoción y cómo nos sentimos al respecto, pudiendo anotar los pensamientos que presentamos, para así expresar esta emoción de una forma más ordenada.
Realizar actividades que nos ayuden a descargar esa energía como, por ejemplo, hacer ejercicio físico.
Usar técnicas de relajación, donde podríamos recurrir a la imaginación para trasladar ese estado de activación que sentimos a uno de relajación, unido a la realización de respiraciones cada vez más pausadas y profundas para lograr dicho estado.
Expresar verbalmente a otra persona o a uno mismo en voz alta lo que ha generado dicha emoción y los pensamientos que presentamos, liberando y ordenando lo que pensamos y qué ha ocurrido.
Las emociones son algo fundamental y que nos acompañan en nuestro día a día, mandándonos mensajes que nos ayudan a saber cómo actuar. La ira es una emoción que al sentirse desagradable es catalogada como una emoción negativa que genera agresión y violencia, sin embargo, como todas las emociones, nos aporta información muy importante y además, hemos visto unas herramientas para faciliitar su expresión y canalización de diferentes formas que no impliquen presentar una conducta agresiva.
Si tienes dificultades para manejar la ira, puedes pedir más información o cita en nuestro Centro de Psicología donde te ofreceremos las opciones terapéuticas más eficaces para ti.
Este artículo ha sido redactado por Martyna S. J.,
alumna en prácticas del Grado de Psicología de la UCM
en el Centro de Psicología Sonia García




Comentarios