El razonamiento emocional es un error de interpretación del pensamiento, es decir, una forma errónea de procesar la información, formando parte de las conocidas como distorsiones cognitivas.
Las distorsiones cognitivas son pensamientos sesgados y creencias erróneas que asumimos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo que nos rodea. Con el tiempo, reforzamos estas ideas dándoles valor de verdad indiscutible, conformando patrones y esquemas de pensamiento a través de los cuales interpretamos las distintas situaciones y acontecimientos de la vida. De hecho, se incorporan al repertorio de pensamiento de tal manera que las interpretaciones se realizan de forma automática, sin hacer un procesamiento voluntario y consciente. Estos patrones de pensamiento y creencias suelen repercutir negativamente en la salud mental de las personas, ya que nuestros pensamientos generan una gran influencia en cómo nos sentimos y en cómo actuamos.
El listado de distorsiones cognitivas es variado pero todas ellas tienen un punto común: son una forma errónea y sesgada de interpretar la información. Por mencionar algunas de las distorsiones cognitivas antes de centrarnos en la que nos ocupa este artículo, podemos hablar de la catastrofización, los debería, el pensamiento dicotómico, la abstracción selectiva, la generalización, la maximización-minimización y la etiquetación, entre otros, a los que se sumaría el razonamiento emocional.
El razonamiento emocional es una distorsión cognitiva que se define como la suposición de que algo es cierto porque se siente de una forma intensa. Es decir, asumo que mi interpretación de la realidad es verdadera porque así me lo dictamina la emoción tan intensa que tengo. Por ejemplo, me siento profundamente triste y decepcionada por haber suspendido un examen y por ello asumo que soy una decepción para mis padres. Es decir, soy una decepción porque me siento una decepción. Otro ejemplo: sientes miedo de que a tu pareja le haya ocurrido algo porque tenía que haber llegado a casa hace media hora y tú asumes como real que le ha pasado algo, aunque incluso te avisara de que probablemente se retrasaba un poco en llegar a casa hoy.
Nuestras emociones son emociones, no verdades absolutas e irrefutables.
Habitualmente en las interpretaciones de la realidad solemos tener en cuenta una parte emocional, pero no exclusiva para no ser en este sesgo, tratándonos de guiar principalmente por el razonamiento lógico.
Si hacemos una interpretación del mundo y de nosotros mismos a través exclusivamente del mundo emocional, vamos a sentir que somos una montaña rusa y que nuestras emociones en muchas ocasiones no son congruentes con nuestras ideas y nuestros valores, generándonos altas dosis de malestar, culpa e, incluso, extrañeza o desorientación.
En afecciones psicológicas como la depresión encontramos bastantes distorsiones cognitivas, incluyendo el razonamiento emocional, siendo este un obstáculo para avanzar en el tratamiento y el bienestar, pues si se infiere que sigo teniendo depresión porque estoy triste y no voy a superarlo nunca, se va a creer con firmeza que no se va a superar nunca, generando un bucle infinito de malestar. Es más, con el razonamiento emocional se ignoran, incluso, pruebas en contra de mantener ese pensamiento. En el ejemplo de la depresión, la persona ignora que ha vuelto a recuperar las actividades agradables que realizaba antes, duerme con sueño reparador, ha sido capaz de incorporarse de nuevo a su trabajo o sus estudios,…, quedándose con “no lo voy a superar porque sigo triste”.
El razonamiento emocional es un sesgo cognitivo muy común que probablemente todas las personas hemos cometido alguna vez. Ahora bien, si con esta lectura has sido consciente de que tal vez eres una persona que tiende a interpretar el mundo a través de los estados emocionales, es momento de hacer una reflexión sobre ello y acerca de cómo esto está afectando a tu salud mental.
Para que una distorsión cognitiva deje de gobernar nuestra vida, es imprescindible identificarla. Esto pasa por hacer consciente algo que de forma habitual sale de manera automática. Es por ello que te invito a que hagas una pequeña reflexión sobre cómo vas en cuanto a razonamiento emocional. Este esfuerzo por identificar si está presente este sesgo en ti va ayudarte a conocerte un poco mejor y tomar consciencia de cómo funciona tu mente.
Cuando ya eres consciente de que el razonamiento emocional está presente, busca un ejemplo concreto en ti y hazte estas preguntas que te indico a continuación, que pueden ayudarte a reestructurar de forma realista ese pensamiento:
¿Qué hechos a favor tengo de este pensamiento que me permiten argumentarlo?
¿Qué hechos en contra tengo de este pensamiento?
¿Cómo me hace sentir este pensamiento?
¿Tiene alguna utilidad para mí seguir manteniendo este pensamiento?
¿Qué probabilidad real hay de que este pensamiento sea cierto?
¿Qué pensamiento o interpretación alternativa puedo hacer sobre esta situación?
Estas cuestiones pueden ayudarte a pensar con mayor claridad y objetividad. Además, pueden aliviar parte del malestar que te genera la distorsión cognitiva.
Si consideras que necesitas ayuda profesional para este proceso de identificación del razonamiento emocional y tener las riendas de tu vida, ponte en contacto con el Centro de Psicología Sonia García.
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