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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

La eterna duda o la angustia de dudar constantemente



La eterna duda como estado perenne, estable, estático. Así se sienten las personas que se consideran indecisas o inseguras.


No saber si tomar una decisión o no y, en caso de tomarla, no saber qué decisión tomar porque nunca se sienten cien por cien seguras de esa decisión. ¿Sois capaces de conectar y empatizar con la angustia de vivir así día tras día? No parece algo fácil de vivir.


A veces las dudas son sobre situaciones más o menos trascendentales como cambiar de trabajo, mudarse de ciudad o hacer una inversión económica medianamente importante, pero otras muchas veces las dudas son sobre situaciones cotidianas: ¿qué ropa me pongo?, ¿llegaré bien de tiempo si salgo de casa a esta hora o salgo antes?, ¿seré capaz de explicarme bien en la reunión o me quedo un par de horas esta noche repasando? Y así indefinidamente.


Vivir con la duda constante es convivir con la angustia y la incertidumbre como compañera de vida. Así, es muy difícil tomar decisiones y muy fácil dudar. Dudar casi de todo. Esto ocurre porque de lo primero que dudamos es de nuestra propia persona y de nuestra capacidad de tomar decisiones acertadas. Ante esta desconfianza ante una misma o uno mismo se disparan una serie de preguntas autocuestionadoras y muchas veces inquisitivas que le recuerdan a la persona que no confía en su capacidad de tomar decisiones, de decidir.


A esa desconfianza le acompaña el miedo a equivocarse. Si tomar una decisión es muy costoso emocionalmente, tomarla y equivocarse puede suponer un peaje muy caro de pagar. Muy caro para la autoestima. ¿Por qué? Porque se le estarían dando supuestamente pruebas de lo inepta o inepto que soy a la hora de tomar decisiones bajo la reflexión de: "Estoy muy indecisa, tomo mucho tiempo para tomar la decisión y a pesar de haberlo pensado tanto, lo hago mal. No valgo para tomar decisiones, no puedo fiarme ni de mí misma". Y, así, crece y se alimenta la inseguridad personal, el no verse ni sentirte capaz, el creer que no se está hecha ni capacitada para tomar decisiones. Cuántas veces encuentro esta situación en mi despacho entre las personas con las que trabajo y cuánto sufrimiento les genera.


En la base de esto encontramos principalmente problemas de autoestima. Pueden coexistir otros factores internos y externos que fomenten esa inseguridad a la hora de tomar decisiones, pero desde luego que el peso mayor suele llevarlo una baja o pobre autoestima. Una falta de confianza de la persona en sí misma que suele dar, incluso, más valor a las opiniones ajenas que a las propias. Es más, sus opiniones propias pueden adquirir valor siempre y cuando alguien del entorno piense igual o muy similar a ella, reforzando así el pensamiento, delegando en los demás la capacidad de sentirse útil, de sentirse una persona válida, inteligente.


¿Sabíais que para tomar una decisión no es necesario estar seguro al cien por cie de dicha decisión? Así es. A veces tomaremos decisiones con un gran convencimiento y otras veces con más incertidumbre, pero el paso de tomar una decisión, sea cual sea, ya es un gran paso y es una toma de decisiones: tomar la decisión de tomar una decisión y ejecutarla.


El error existe, no lo podemos eliminar por mucho que tratemos de controlar todas las variables porque hay aspectos que son incontrolables, escapan a nuestro control. Si el miedo a cometer errores te paraliza y bloquea tu toma de decisiones, tal vez deberías decidir tomarte un tiempo para pensar en ello, para mirar hacia dentro, escucharte y conocer qué está pasando. Qué está ocurriendo con tu confianza, con tu autoestima, con tus miedos. Pedir ayuda profesional puede ser una decisión que te sirva para entender y trabajar en ti y en sentirte mejor porque en esto de la toma de decisiones estamos constantemente sumergidos.


Tomamos decisiones de forma constante casi de forma automática, pero hay algunas que se enquistan y provocan sufrimiento, angustia, tristeza, bloqueo, ansiedad. Fíjate si tomamos decisiones de forma constante que en estos últimos minutos has decidido entrar a leer este artículo y llegar hasta el final. Probablemente entre el inicio y el final de la lectura hayas tomado otras decisiones. O no. O estés pensando en si necesitas ayuda profesional o no. Contacta si lo deseas con nuestro despacho y podremos ayudarte. No es necesario que tengas la seguridad al cien por cien de que es lo correcto. Recuerda que muy pocas veces se tendrá esa absoluta certeza porque las verdades absolutas son escasas y tenemos que tomar decisiones constantemente independientemente de lo absoluto de la decisión. A veces, aunque sea a cara o cruz, ya es una decisión tomada voluntariamente que puede darte mucha fuerza y confianza. Imagina el poder sobre tu persona que sentirías si no delegas tus decisiones al azar. Contacta con nuestro despacho de psicología online si lo necesitas, la gestión adecuada de la toma de decisiones es un tema que trabajamos a diario.

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