Esta semana he publicado un post en redes sociales acerca de cómo a veces cuidamos emocionalmente de los demás y nos olvidamos del propio autocuidado, y he recibido tantos mensajes al respecto que he querido exponer el tema en este artículo con más detalle.
Ciertamente, no sólo en el ámbito clínico, sino también en el personal, soy consciente de cómo una gran cantidad de personas se esfuerzan con empeño en procurar una buena salud psicoemocional para sus seres queridos y su entorno mientras que su propio autocuidado queda relegado a un segundo plano y ese en el mejor de los casos, pues normalmente la parte del automimo suele ser inexistente.
Me refiero a cuidado psicoemocional de los demás cuando una persona emplea sus herramientas personales y sociales para ayudar o cuidar de un modo u otro a los demás. Herramientas como la empatía, la tolerancia, la aceptación, el respeto, la compasión y la comprensión que son muy bien empleadas cuando se trata de utilizarlas en beneficio de los demás pero, cuando se trata de uno mismo, la cosa cambia.
No es cuestión de falta de habilidad, pues las capacidades se tienen y de hecho se ponen en práctica para otras personas, pero por alguna razón no se utilizan con uno mismo. Es más, lejos de utilizarse estas habilidades positivas con uno mismo más bien se hace uso de otro tipo de elementos como la excesiva autocrítica y autoexigencia, inflexibilidad, intolerancia, demasiado perfeccionismo, rigidez y juicios no objetivos, elementos que podemos catalogar como nocivos para la salud mental.
¿Por qué se utilizan varas de medir diferentes hacia los demás y hacia uno mismo como persona? Tal vez nunca os habíais planteado esta cuestión. Es más, tal vez os sentís identificados con lo que os expongo en este artículo y que ni tan siquiera os lo cuestionéis porque consideráis que es lo normal. Lo normal es cuidar a los demás. Lo normal es no ser egoísta. Lo normal es pensar en los otros antes que en uno mismo. ¡Qué pereza me da este argumento de lo normal! Lo que está claro es que lo normal no tiene por qué ser lo frecuente y que en este tema lo saludable es cuidar de uno mismo de igual forma que se hace con los demás.
El autocuidado, ser una persona tolerante, compasiva, empática y comprensiva contigo misma no es ser egoísta, es ser inteligente y saber hacer un uso correcto de las propias habilidades. Poder mirarte al espejo, observarte, sin juicios, sin autocríticas. Poder equivocarte sin que además te machaques emocionalmente por el error. Poder dedicarte tiempo para ti sin sentirte culpable. Entender que si das todo para los demás te quedas sin nada para ti, y si te quedas sin nada tampoco tendrás que ofrecer porque te has desgastado. Eso es cuidarse y quererse bien, es mimar la autoestima y el amor propio.
Os propongo dedicar unos minutos a reflexionar sobre cómo vais en autocuidados y que os propongáis dos o tres objetivos concretos y claros a conseguir para mejorar en autocuidado psicoemocional y el modo de hacerlo. Empezad desde ya. No pospongáis más el cuidado de vuestra autoestima.