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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

¿Sabes en qué fase del amor te encuentras?



Cuando decidimos vincularnos con una persona para iniciar una relación de pareja estamos tomando una de las decisiones más importantes de nuestra vida. Cada uno se exigirá lo mejor de sí mismo para conseguir la estabilidad y felicidad en pareja.

Las relaciones de pareja son dinámicas y variables, van cambiando a lo largo del tiempo, estableciéndose lo que se conoce como "las fases de la pareja". Es importante señalar que cada pareja es única y singular y que por ello tiene sus propias fases o etapas, diferentes en mayor o menor medida al resto.

Fases de la relación de pareja:

1. Enamoramiento:

Buscamos una pareja en base a nuestras expectativas, necesidades y deseos, y cuando encontramos a la persona que satisface todo esto, nos enamoramos. El enamoramiento es un estado emocional intenso de alegría y felicidad por el hecho de estar al lado de la persona deseada, y este estado de euforia hace que tendamos a idealizar al otro. Es esa sensación de sentir "mariposas en el estómago" y no ver nada negativo en el otro, parece que no tiene defectos, y si los tuviera, nos resultan maravillosos (Pensemos... "¡Esos pelillos de la nariz le hacen tan especial!", "Es tan desordenado/a porque se despista pensando en mí, ¡qué amor!"). Esta es una etapa de seducción, euforia emocional, deseos de fusión, fantasía e idealización de la otra persona. El enamoramiento lleva a establecer una relación de noviazgo.

2. Noviazgo:

Puede considerarse la etapa intermedia entre el enamoramiento y la convivencia en pareja. Durante esta etapa priman los sentimientos de amor, respeto, comprensión y solidaridad. Cada uno dedica mucho tiempo a prepararse para estar perfecto/a para cada cita, para gustar a la otra persona. Durante esta etapa la pareja pasa mucho tiempo juntos, comparten ocio y tienen agradables expectativas de futuro. En esta fase hay mucho deseo y pasión, pero también es común encontrar ciertos temores: miedo al compromiso, a separarse del núcleo familiar, a no estar seguro de los propios sentimientos, etc.

3. Asentamiento y convivencia:

Los efectos del enamoramiento van pasando y esos sentimientos se transforman en algo más sólido y realista. La pareja decide vincularse de forma más estable (mediante el matrimonio y/o la convivencia). Sigue existiendo deseo y pasión pero ya no es tan urgente (ya no son tan frecuentes los pasionales besos en la calle). Además empiezan a mostrarse tal y como son, ya no importa tanto que nos vean despeinados o sin perfume. En esta etapa empiezan a surgir los primeros conflictos que pondrán a prueba la capacidad de la pareja para hacerlos frente y superarlos (sigamos con el ejemplo anterior: "Esos pelillos de la nariz me dan mucho asco" -antes eran graciosos-, "Detesto que sea tan desordenado/a" -antes eran despistes por pensar en mí-). También ahora tienen más responsabilidad, dedican menos tiempo al ocio, las expectativas de futuro se hacen más complejas y pueden surgir conflictos con las familias de origen.

4. Crianza:

Si deciden tener hijos, la pareja se encuentra ante uno de los mayores acontecimientos, la formación de una familia y la llegada de un hijo. La pareja tiene que aprender que además de pareja son padres y tienen que reajustar muchas cosas en la relación, además de adoptar sus nuevos roles de padres. En esta etapa surgen miedos, inseguridades, estrés, sacrificios,... que pueden unir mucho más a la pareja, o por el contrario, ocasionar distanciamiento entre ellos si no son capaces de hacer frente a las nuevas necesidades familiares y no se apoyan entre ellos. También puede surgir la lucha de poder como padres que puede agrietar la relación de pareja.

5. La pareja en la mitad de la vida:

La pareja lleva ya muchos años de relación y convivencia, tienen sus hijos criados y son independientes, y ahora les toca quedarse solos en el hogar familiar (si tuvieran hijos). En esta fase se pone a prueba el compromiso de ambos haciendo frente a diversos conflictos que surgen fruto de la madurez y otras cuestiones como la salida de los hijos del hogar (síndrome del nido vacío), la menopausia y la crisis de la mediana edad. Durante esta etapa cada miembro suele ser más crítico con la pareja (decepciones, incumplimiento de deseos y expectativas), también pueden surgir dudas sobre si están viviendo la vida que esperaban y sobre qué tipo de vida quieren para el futuro. Todo esto hace que durante esta etapa la pareja se convierta en más sensible y reflexiva, por lo que será importante encontrar en el otro seguridad, protección y apoyo emocional, puesto que si no sentirán angustia y desconsuelo.

6. La vejez:

Esta etapa suele coincidir con la jubilación. Refleja el triunfo de un amor maduro a pesar de los obstáculos que se hayan presentado en el largo camino de la relación. La pareja reduce su círculo de amigos y familiares debido a los fallecimientos, generándose una dependencia mutua de la pareja. También es posible que se enfrenten a situaciones de enfermedad. Esta es la etapa en la que lejos de preocuparse de la vida laboral, las parejas empiezan a disfrutar de su tiempo libre, viajes, actividades, de sus nietos, etc. Ellos mismos son su mayor fuente de compañía, por ello, en esta etapa el fallecimiento de uno de los miembros supone un duro golpe para el otro, que además de a la muerte de su pareja, tienen que enfrentarse a una nueva vida, tal vez en soledad o dependiendo de otras personas.

Hemos visto aquí sólo una clasificación general de las fases o etapas de la pareja, ya que pueden producirse diferentes acontecimientos que alteren este ciclo (divorcios, fallecimientos, ausencia de hijos, etc.).

Recordemos: cada pareja construye su propio ciclo, único y diferente.

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