Después de una separación, de un divorcio o de una ruptura de una relación de menos tiempo, parece que a la gente le cuesta salir a ligar y conocer gente nueva con la que pueda empezar una relación.
Tras esa separación, aunque sea de una relación corta, nos quedan sentimientos de tristeza y/o de rabia, y da igual si somos nosotros los que hemos dejado a la pareja o si nos han dejado, no importa, al final nos sentimos tristes, deprimidos, enfadados e incluso hay personas que pueden experimentar una sensación del vacío que deja esa persona en su vida. Esto evidentemente influye mucho en la forma que después tenemos de relacionarnos, es decir, no nos relacionamos igual si estamos contentos y alegres que si estamos tristes y deprimidos.
También tras una ruptura aparecen miedos. Por ejemplo si la ruptura se ha producido por una infidelidad aparece el miedo de “¿Y si tengo otra pareja y me vuelve a ser infiel?” o “¿Tendré que ser celoso para que no vuelvan a engañarme?”. Por otro lado, si la ruptura se ha producido porque el sexo no funciona bien en la pareja empiezan los miedos de “¿Será mejor el sexo con otra persona o siempre será igual?”.
Todo esto quiere decir que tras la ruptura aparecen sentimientos como la tristeza, pero también aparecen miedos de los cuales es mejor deshacerse porque, por ejemplo, que una pareja nos haya sido infiel no significa que todas nuestras posibles parejas vayan a sernos infiel, del mismo modo que el hecho de no haber conectado bien con una persona en el sexo no significa que no podamos conectar con otras personas o que nunca vayamos a conectar sexualmente con nuestras parejas.
El momento de salir a ligar, de salir a encontrar una nueva pareja, cuesta, y cuesta porque llevamos esa actitud de tristeza o enfado y también porque llevamos una mochila llena de miedos.
¿Qué podemos hacer para salir a ligar sin que cueste tanto?
Si lo que queremos es salir a ligar después de una ruptura lo fundamental es que nos preguntemos qué necesitamos y cómo nos encontramos emocionalmente para buscarlo, es decir, si nos apetece encontrar una persona para tener una relación estable, una relación más esporádica o sin compromiso, en definitiva, qué nos apetece en ese momento de nuestra vida; y saber cómo nos encontramos, saber qué recursos tenemos para enfrentarnos a la situación de buscar un nuevo ligue. Es importante que si nos sentimos más tristes, deprimidos o enfadados, que tratemos de cuidarnos y cambiar esa actitud para estar más seguros de nosotros mismos, valorarnos más y tener esa seguridad a la hora de hablar con los demás. Las personas seguras de sí mismas siempre resultan más atractivas para los demás y seducen por esa seguridad que tienen y proyectan. Por eso tenemos que saber que tras la ruptura la persona tiene que pasar ese momento de duelo y durante ese tiempo puede aprovechar para reforzar su autoestima y ver qué recursos tiene para sentirse una persona segura y decidida.
También es importante saber elegir el sitio para buscar esa persona que nos apetece encontrar. Normalmente la mayoría de la gente comete el error de ir a buscar ligues a discotecas cuando el ambiente de discoteca no es el mejor para hablar con una persona porque hay ruidos y en muchos casos alcohol de por medio. Por tanto, si la persona busca a alguien que comparta sus intereses y que, por ejemplo, le guste la lectura, podrá buscar una persona interesante que conocer en la biblioteca, si busca que le guste el deporte podrá encontrarla en el gimnasio. Lo fundamental es acudir al sitio adecuado a buscar a esa persona que puede tener intereses afines a los nuestros.
Al final esto de ligar después de una ruptura consiste en que cada uno se conozca mejor y bien a sí mismo, que sepa lo que quiere y a dónde va a acudir para buscarlo. Hay personas que para este proceso necesitan ayuda profesional de un psicólogo. Si es tu caso, pídela.