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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

Cómo saber si mi hijo necesita ayuda psicológica



No solo los adultos acuden a la consulta del psicólogo, sino que a edades más tempranas como la infancia o la adolescencia también pueden necesitarse de este tipo de ayuda. En este caso, los padres, las madres o personas adultas responsables del menor se encuentran con la confusión de no saber si lo que le ocurre al menor es algo propio de la edad y de su desarrollo o si se trata de algo más y con esta cuestión acuden muchas veces a la consulta del psicólogo.

Ante la duda, para saber si los cambios de actitud o comportamientos del menor se tratan de algo propio de la edad o de un problema distinto, podrían tenerse en cuenta diferentes variables que de estar presentes podrían indicar que se trata más bien de una dificultad o problema y no una cuestión de la edad.

Variables a tener en cuenta:

1. Problemas de comportamiento o conducta:

Actitud agresiva o excesivamente desafiante, irritabilidad, rabietas continuas, aislamiento o falta de comunicación pueden ser señales indicativas de que algo está pasando, teniendo en cuenta que no se trata de un comportamiento aislado, sino una conducta que se mantiene en el tiempo.

2. Cambios en el estado de ánimo:

Tristeza, llanto descontrolado, silencios impropios y/o falta de motivación en las interacciones sociales, entre otros, pueden indicar que algo está preocupando al menor en exceso y que existen dificultades en la gestión de tales emociones.

3. Quejas físicas:

Si existen quejas frecuentes de dolor de tripa, de cabeza o de cualquier otra parte del cuerpo o incluso vómitos, se han descartado problemas médicos y sigue quejándose, estas quejas esconden algo más cuyo origen puede ser probablemente psicológico. Será importante atender a en qué momentos del día y en qué situaciones específicas presenta dichas quejas.

4. Cambios o situaciones estresantes:

Si existe a nivel familiar una o varias situaciones de estrés el menor también puede verse afectado. Situaciones tipo cambios de domicilio, fallecimientos, enfermedades en la familia, divorcios o el nacimiento de un nuevo miembro en la familia son situaciones que requieren de una adaptación y no todo el mundo es capaz de conseguir esa adaptación sana sin ayuda profesional.

5. Bajo rendimiento o desmotivación escolar:

Si académicamente el menor no logra las capacidades académicas esperables habrá que valorar si existe alguna dificultad cognitiva o psicológica que explique dicho bajo rendimiento, así como si, por el contrario, excede las capacidades requeridas y puede sentir desmotivación o aburrimiento al requerir un tipo de ajuste escolar. Por otro lado, si se pasa de un buen rendimiento escolar a un bajo rendimiento, habrá que encender las alarmas para ver qué le está ocurriendo.

6. Alteraciones en el sueño, hambre o control de esfínteres:

Si el menor presenta alteraciones significativas en sus patrones de sueño (duerme en exceso, le cuesta conciliar el sueño o se desvela a media noche y no puede volver a dormir), en el hambre (no quiere comer o come en exceso) y/o presenta dificultades en el control de esfínteres (se hace pis o caca después de un correcto control mantenido), es señal de que algo le está sucediendo. Una vez se descarten causas físicas, habrá que buscar las causas psicoemocionales que expliquen dicha situación.

7. Dificultades sociales:

Cada menor tiene una forma diferente de interaccionar socialmente. Habrá quienes sean más tímidos así como otros más abiertos. Cuando se observa en el menor una diferencia muy significativa con respecto a su grupo de iguales socialmente y esto genera malestar, habrá que tomar cartas en el asunto para ver qué le está ocurriendo al menor, si se trata de un déficit de habilidades sociales, si es una consecuencia de otra preocupación o si es posible que exista otra problemática que haya que evaluar.

Las aquí expuestas son siete señales que pueden darnos pistas en cuanto a si vuestro hijo o vuestra hija necesita ayuda psicológica se refiere. Si sentís que a vuestro hijo o a vuestra hija le está ocurriendo algo que encaja con lo aquí mencionado, buscar ayuda profesional en un psicólogo especializado en psicología infanto-juvenil será la mejor opción. El profesional hará una evaluación exhaustiva para poder definir la problemática existente y proponer el tratamiento más adecuado, casi siempre interviniendo tanto con el menor como con los padres, madres o tutores legales, así como con otros miembros de la familia y trabajando conjuntamente si fuera necesario con el entorno escolar y con otros profesionales como pueden ser el pediatra, el logopeda o el profesional del que se trate. Esto significa que el trabajo en consulta psicológica con menores suele ir más allá del trabajo únicamente con el menor, sobre todo cuando es a edades muy tempranas.

Si tras la lectura de este artículo os quedan dudas o tenéis la sospecha de que vuestro hijo o hija necesita ayuda psicológica podéis contactar conmigo, pues además de en otros ámbitos también estoy especializada en psicología infanto-juvenil y trabajo en consulta con niños y adolescentes a diario. Como adultos, la decisión de pedir ayuda la tendréis que tomar vosotros. No esperéis más tiempo, la espera suele alargar el sufrimiento y agravar la situación. Pide asesoramiento profesional.


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