EnseƱa a tus hijos a cultivar la paciencia
- Sonia GarcĆa Barbera
- 23 oct 2020
- 4 Min. de lectura

Tengo hambre y quiero comer ya. Quiero tomar una chocolatina y la quiero ya. Me apetece dormir y quiero dormir ya. Si no consigo el āyaā me frustro, lloro, pataleo, grito e incluso tengo una rabieta. Todos estos comportamientos son propios de niƱos pequeƱos, pues en ellos todavĆa no estĆ” establecido el hĆ”bito de la paciencia porque, entre otras cosas, la percepción del tiempo que tienen los niƱos es diferente a la de los adultos y poco a poco tienen que ir educĆ”ndose y aprendiendo a tolerar la frustración de la no inmediatez y que esto es un hecho inevitable en la vida.
Este aprendizaje debe empezar a instaurarse a partir del segundo y tercer aƱo de vida, pues a partir de ese momento estƔn mƔs capacitados para ir asumiendo este tipo de hƔbitos aunque no sea hasta los seis aƱos aproximadamente cuando ya de forma consciente comprendan el sentido de la espera.
EnseƱar a los niƱos a ser pacientes es enseƱarles a gestionar sus emociones de forma sana para que despuĆ©s se vayan desarrollando como adolescentes y adultos tolerantes y maduros. Si se les inculca la gratificación inmediata, el corto plazo y el āyaā se estarĆ”n desarrollando niƱos intolerantes, inmaduros, incapaces de tolerar la frustración y con pocas habilidades sociales y que pueden convertirse en autĆ©nticos tiranos.
Puesto que es responsabilidad de los adultos brindar las herramientas necesarias a los niƱos para que aprendan a desarrollar la capacidad de la paciencia y ya que los niƱos son esponjas que absorben y se nutren de todo lo que les llega, podrĆan seguirse las siguientes estrategias para ayudar a los niƱos a ser mĆ”s pacientes:
1. SĆ© un modelo a seguir.
Los niños son esponjas que van absorbiendo y se empapan mucho de tu comportamiento. Aprenden imitando, asà que sé un ejemplo a seguir. Si no sabes gestionar la impaciencia, te pones muy nervioso y enfadado ante la espera o con situaciones fuera de tu control o te quejas todo el tiempo, no pretendas que ellos no hagan lo mismo: les estÔs enseñando cómo se actúa en esas situaciones. Sé un modelo a seguir desde la calma, la paciencia y la correcta gestión de emociones. Este punto deberÔ aplicarse al resto de estrategias.
2. Enséñales normas de convivencia y comunicación.
Esto consiste en educar en el respeto y en la comunicación asertiva. Las cosas se piden de forma educada y por favor, respetando a la otra persona siempre, pidiendo también ser respetado. Dentro de esto, hacerle entender que una rabieta no es el modo acertado de conseguir lo que uno quiere, sino que el medio serÔ esa comunicación asertiva, asà como que interrumpir una conversación no serÔ la mejor forma para pedir lo que se desea, sino que habrÔ que hacerlo de forma respetuosa.
3. Comprende que es un niƱo.
Es un niño y, como tal, comprende que a su edad existen ciertas limitaciones. No podemos pretender que piense como un adulto. Le estÔs educando para que sea un niño, un adolescente y un adulto feliz, pero ahora sólo es un niño pequeño. Entiende que si estÔ cansado o tiene hambre, exponerle a la espera pretendiendo que lo asuma con paciencia y calma puede ser un objetivo no realista. Empatiza y aprende a entender sus tiempos, necesidades y reacciones.
4. Cumple tus promesas.
Cumplir con tus premios y castigos es obligado. Si le dices que hasta que no recoja los juguetes no verĆ” los dibujos animados, cumple tu palabra. SĆ© congruente. De esta forma aprenderĆ” que la espera tiene un sentido.
5. Introduce poco a poco pequeƱos tiempos de espera.
Exponerle a la espera de situaciones como darle la merienda o sacar los juguetes empezarƔ a establecer las bases de aprendizaje de que no todo lo gratificante tiene por quƩ ser inmediato.
6. Adapta tu lenguaje al suyo.
Trata de explicarle el sentido de la espera para que entienda por quĆ© a veces hay que esperar utilizando un lenguaje adaptado a su edad. Utilizad explicaciones cortas, claras y sencillas o perderĆ” su atención en lo que le estĆ”s contando. Por ejemplo: āPara jugar al balón tenemos que esperar a que la abuela se marche para no darle un balonazo sin quererā. Todo (o casi todo) tiene un por quĆ©, cuĆ©ntaselo y desecha los āporque sĆā o āporque lo digo yoā porque este tipo de mensajes autoritarios y sin contenido desorientan.
7. EnsƩƱale a gestionar tiempos de espera.
Los tiempos de espera pueden ser buenos momentos para la reflexión y la introspección personal, pero no par un niƱo de corta edad. EnsƩƱale a ocupar esos tiempos de espera con pequeƱas tareas dinĆ”micas que capten su atención y le mantengan entretenido. SegĆŗn vaya cumpliendo aƱos habrĆ” que enseƱarle tambiĆ©n a tolerar el aburrimiento en estas situaciones. Mientras tanto, tareas como leer un cuento en la sala de espera del mĆ©dico, llevar algĆŗn pequeƱo juguete o jugar al āveo, veoā pueden ser buenas opciones.
Siguiendo estas estrategias estaréis educando a vuestros hijos en la gestión de la espera, la paciencia y las gratificaciones no inmediatas, cultivando un camino hacia la madurez y la tolerancia. Si vuestro hijo, dependiendo de la edad, muestra una actitud desafiante, negativista o incluso agresiva, no respetando prÔcticamente ninguna norma, os recomiendo pedir orientación profesional para reconducir la situación cuanto antes. Si lo necesitÔis, podéis contactar conmigo para solicitar orientación.
