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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s
Foto del escritorCentro de Psicología Sonia García

Hablemos de suicidio


En este artículo vamos a profundizar sobre un tema muy delicado, el suicidio. Vais a encontrar información realmente útil analizando esta situación, así como los signos que indicio de posibilidad de intento de suicidio y qué hacer ante la detección de dichas señales.


Analizando el problema en datos:


El suicidio supone unas 800.000 muertes anuales a nivel mundial, produciéndose una muerte cada 40 segundos y situándose como la segunda causa de defunción en las personas de entre 15 y 29 años, superando incluso a las muertes producidas por las guerras y los homicidios juntos. Sin embargo, a diario se producen muchos más intentos que no llegan a consumar.

En cuanto a España, en 2018 se produjeron 3.539 suicidios (2.619 hombres y 920 mujeres) lo que lo sitúa como la primera causa de muerte externa, siendo el doble que por accidentes de tráfico y 69 veces más que por violencia de género. Estos datos suponen unos 10 suicidios al día, 1 cada 2,5 horas.


Pero, ¿qué abarca realmente el suicidio?


Cuando hablamos de suicidio nos centramos únicamente en las muertes que se producen intencionadamente, sin embargo, el comportamiento suicida abarca mucho más. No solo se debe tener en cuenta el suicidio consumado, sino que estaría compuesto por un continuum donde encontraríamos:

  • Ideación: pudiendo encontrar las ideas de muertes que pueden ser normales sin que exista un deseo de suicidio, la ideación no estructurada cuando hay pensamientos de poner fin a la propia vida y, ideación estructurada cuando incluye planificación y factibilidad.

  • Planificación: cuando se planifica el modo de acabar con la vida.

  • Tentativas de suicidio: los casos donde se llevan a cabo conductas autolesivas sin que resulten letales pero si con la intención de morir.

  • Suicidio consumado: cuando se pone fin intencionadamente a la vida.


Mitos sobre el suicidio:


Aunque el suicidio supone un gran problema tanto de salud pública como económico, siguen existiendo una serie de mitos muy extendidos que dificultan la prevención y la correcta atención de las personas que se encuentran en esta situación. Entre ellos encontramos:

MITO

REALIDAD

​Los intentos de suicidio son una llamada de atención

Son una manifestación del sufrimiento y desesperación que siente la persona

​Si una persona realmente quiere acabar con su vida, no avisa

​Muchas personas avisan de alguna forma a su entorno acerca de sus intenciones

La persona que se suicida es cobarde/egoísta/valiente

​El comportamiento suicida está ligado a un altísimo grado de sufrimiento

​No se debe hablar sobre el suicidio en medios de comunicación por el “efecto llamada” (efecto Werther)

​La información responsable y adecuada es fundamental para prevenir los suicidios (efecto Papageno)

​Preguntar a una persona si está pensando en suicidarse, puede incitarle a hacerlo

​Preguntar y hablar con la persona sobre la presencia de pensamientos suicidas disminuye el riesgo de cometer el acto

Quien presenta comportamientos suicidas tiene algún trastorno mental (depresión, abuso de sustancias, etc.)

​Aunque la mayoría de comportamientos suicidas se asocian a trastornos mentales y abuso de sustancias, hay otras variables que también influyen

El suicidio no se puede prevenir

​Sí se puede, por lo que es fundamental la detección temprana, disponer de recursos, profesionales y espacios adecuados

Señales de alerta:


Antes de intentar suicidarse, las personas muestran una serie de signos y síntomas con los que se puede detectar el riesgo suicida. Por ello, es importante conocer las señales de alerta para minimizar el riesgo de que se produzca un intento de suicidio o que llegue a consumar el suicidio.


Entre las señales verbales encontramos:

  • Comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o su vida, como por ejemplo “no valgo para nada”, “estoy cansado de luchar”, “estaríais mejor sin mí”, “soy una carga para todo el mundo”, etc.

  • Comentarios o verbalizaciones negativas sobre su futuro, como por ejemplo “quiero terminar con todo”, “lo mío no tiene solución”, “las cosas no van a mejorar nunca”, etc.

  • Comentarios o verbalizaciones relacionadas con el acto de suicidio o la muerte, como por ejemplo “me gustaría desaparecer”, “no merece la pena seguir viviendo”, “quiero descansar”, “nadie me quiere y prefiero estar muerto”, etc.

  • Despedidas verbales o escritas, como por ejemplo “quiero que sepas que siempre me has ayudado mucho”.

También hay señales no verbales como:

  • Cambios repentinos en la conducta: volverse muy irascible/irritable, aumentar la ingesta de bebidas alcohólicas, presentar calma y tranquilidad después de haber estado un periodo agitado, etc.

  • Presentar cortes o laceraciones en partes del cuerpo.

  • Regalar objetos muy personales o queridos.

  • Cerrar asuntos pendientes.

  • Preparar documentos para cuando ya no esté (testamentos, seguros de vida, etc.).


¿Qué hacer ante estas señales?


1. Tener disponibles teléfonos de emergencia o ayuda.

  • Servicios de Emergencias Médicas 112: tanto para situaciones de riesgo inminente como ante un suicidio consumado.

  • Protección civil: cuentan con psicólogos de emergencias para ofrecer apoyo psicológico tanto a las víctimas como a su entorno.

  • Urgencias del Hospital más cercano.

  • Psiquiatra: en caso de que esté recibiendo tratamiento psiquiátrico, ponerse en contacto inmediatamente con su especialista de referencia.

  • Informar a las personas cercanas de la situación que atraviesa su familiar, así como la importancia de apoyarlo.

2. Limitar el acceso a medios lesivos.

  • Retirar todo tipo de material lesivo de su entorno.

  • Si han habido intentos previos, pensar siempre que utilizará métodos más letales.

  • Si viven en un edificio alto hay que tener cuidado con el riesgo de precipitación (segundo método más frecuente de suicidio en España).

  • Controlar los fármacos, ya que son uno de los métodos más utilizados en las tentativas, sobre todo en mujeres.

3. No dejar sola a la persona, involucrar a familiares y amigos.

  • No dejar sola a la persona en riesgo suicida y ponerlo en contacto con los Servicios de Salud Mental cuanto antes. Una vez valorado, mantener un contacto emocional cálido, no ser invasivos, estar atentos a señales críticas, transmitir esperanza y ayudar a reducir el estrés.

  • Aunque le den el alta hospitalaria, el riesgo puede mantenerse por lo que hay que continuar con el seguimiento por profesionales sanitarios.

4. Mejorar las habilidades de escucha y preguntar.

  • No juzgar ni reprochar la manera de pensar o actuar.

  • Tomar la amenaza en serio, no criticar, discutir, desafiar o utilizar sarcasmos.

  • No entrar en pánico.

  • Mostar disposición de escucha auténtica y reflexiva.

  • Comprender que la persona está atravesando por un momento muy difícil en su vida.

  • Utilizar términos y frases amables, siendo respetuoso.

  • Hablar abiertamente del comportamiento suicida.

  • Conocer los motivos que le llevan a querer acabar con su vida y plantear soluciones o apoyo emocional si ya no hay solución.

  • Estar atento a señales de alarma.

5. Autocuidado de la familia y el entorno.



Recursos frente al comportamiento suicida.

  • Servicios de Emergencias Médicas a través del 112

  • Teléfono de la Esperanza: www.telefonodelaesperanza.org

  • AIPIS (Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio): www.redeaipis.org

  • Prevensuic: aplicación de teléfono móvil con atención y recursos tanto para población general como para profesionales sanitarios




Inés Cano

Psicóloga General Sanitaria Colaboradora

del Despacho de Psicología Sonia García

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