Qué ocurre en el cerebro cuando meditamos
- Centro de Psicología Sonia García

- 24 oct
- 2 Min. de lectura

Durante los últimos años, la meditación ha pasado de ser una práctica espiritual a convertirse en un objeto de estudio científico. ¿Por qué?
Gracias a la neuropsicología, hoy sabemos que la meditación modifica el cerebro: cambia su estructura, su funcionamiento y su química. Como psicóloga, me gusta pensarla como un “entrenamiento cerebral” que fortalece las redes que nos ayudan a estar presentes, regular emociones y disminuir el estrés.
Cambios estructurales: el cerebro se reorganiza
La meditación promueve la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro de “cambiar” con la experiencia.Estudios con resonancia magnética (Lazar et al., 2005; Fox et al., 2014) muestran:
Mayor grosor cortical en la corteza prefrontal y el hipocampo, zonas asociadas con atención, memoria y autorregulación.
Mejor conectividad entre regiones que regulan emociones y control cognitivo.
Menor densidad en la amígdala, lo que se asocia con una respuesta al estrés más moderada.
En otras palabras, el cerebro de quien medita con regularidad se vuelve más eficiente y menos reactivo.
Cambios bioquímicos y fisiológicos
Durante la meditación disminuye la actividad de la red neuronal por defecto, implicada en la divagación mental y la autocrítica. Esto explica por qué quienes meditan tienden a experimentar menos rumiación y más claridad mental (Brewer et al., 2011).
Al mismo tiempo, se fortalecen otras redes que, como resultado, derivan en un cerebro más presente, más consciente y emocionalmente más estable.
La meditación también se refleja en los niveles neuroquímicos y hormonales:
Aumenta la actividad del GABA, serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados al bienestar.
Disminuye el cortisol, hormona del estrés.
En EEG se observa un aumento de las ondas alfa y theta, relacionadas con relajación y concentración (Cahn & Polich, 2006).
Estos cambios explican el bienestar físico y psicológico que muchas personas refieren tras meditar.
Desde la psicología, meditar no es solo “relajarse”: es una forma de reeducar al cerebro.Favorece la autorregulación emocional, la atención plena y la autocompasión, tres pilares básicos de la salud mental que tanto se buscan en consulta.
Integrar prácticas breves de mindfulness en consulta o como tarea para casa puede complementar muy bien el trabajo terapéutico tradicional, especialmente en ansiedad, estrés o baja autoestima.
¿Y tú? ¿Te animas a probarlo?
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Referencias bibliográficas:
Lazar, S. W. et al. (2005). Meditation experience is associated with increased cortical thickness. NeuroReport.
Fox, K. C. R. et al. (2014). The functional neuroanatomy of meditation: A review and meta-analysis. Neurosci Biobehav Rev.
Brewer, J. A. et al. (2011). Meditation experience is associated with differences in default mode network activity and connectivity. PNAS.
Cahn, B. R. & Polich, J. (2006). Meditation states and traits: EEG, ERP, and neuroimaging studies. Psychol Bull.
Este artículo ha sido redactado por Natalia Pastor,
alumna en prácticas del Máster Universitario de Psicología General Sanitaria
de la Universidad Internacional de la EMpresa - UNIE-.
en el Centro de Psicología Sonia García.
Artículo supervisado por Sonia García.




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