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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

Adicción al sexo: ¿qué es y cómo se puede abordar?


hombre mirando móvil
Hombre mirando su móvil

El sexo es una parte natural, placentera y saludable de la vida humana. Sin embargo, como ocurre con muchas conductas placenteras (comer, comprar, usar redes sociales…), también puede convertirse en un problema cuando pierde su función de disfrute y comienza a generar malestar, interferencias en la vida diaria o una pérdida de control.

 

Hablar de "adicción al sexo" es complejo y, a menudo, controvertido dentro del ámbito clínico. No todos los profesionales están de acuerdo en llamarlo así, pero lo cierto es que hay personas que sienten que no pueden dejar de tener conductas sexuales compulsivas, aunque estas les generen consecuencias negativas.

 

¿Qué es la adicción al sexo?

 

Desde un punto de vista psicológico y sexológico, hablamos de conducta sexual compulsiva o hipersexualidad cuando una persona se ve empujada de forma persistente a realizar conductas sexuales (masturbación, pornografía, sexo con otras personas, etc.) para regular su malestar emocional, a pesar de que esas conductas le generen angustia, culpa o problemas en su vida cotidiana. No se trata de tener un deseo sexual alto, sino de una relación descontrolada con el sexo, que funciona como vía de escape emocional y que acaba generando sufrimiento.

 

Algunos signos de alerta:

  • Sentir que no se puede dejar de pensar en sexo o en buscar estimulación sexual.

  • Usar el sexo o la masturbación como forma de aliviar la ansiedad, la tristeza o el aburrimiento.

  • Intentar reducir la conducta sexual y no conseguirlo.

  • Mentir o esconder estas conductas a la pareja, amistades o en el trabajo.

  • Perder tiempo de sueño, laboral o social por estas conductas.

  • Sentir culpa, vergüenza o vacío después del momento sexual.

 

No se trata solo de la frecuencia con la que alguien tiene sexo o se masturba, sino de cómo se vive internamente esa conducta y si interfiere en otras áreas importantes de la vida.

 

¿Por qué ocurre?

 

Las causas pueden ser diversas y, casi siempre, son multifactoriales. Algunas de las más frecuentes, que encontramos en consulta, incluyen:

 

  • Uso del sexo como regulador emocional: al igual que algunas personas comen o compran para calmar la ansiedad, otras usan el sexo como una vía para huir del malestar interno.

  • Baja autoestima o vacío emocional: la búsqueda constante de validación o afecto a través del sexo puede estar relacionada con heridas emocionales no resueltas.

  • Modelos de apego inseguros o relaciones traumáticas: vivencias tempranas donde el afecto y la sexualidad estuvieron distorsionados o asociados a dolor.

  • Acceso constante a estímulos sexuales (como pornografía online), que favorecen una relación impulsiva y descontrolada con el placer.

  • Condiciones psicológicas asociadas, como ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo o experiencias adictivas previas.

 

Estrategias para abordar la conducta sexual compulsiva:

 

Si bien cada caso necesita una evaluación personalizada, hay algunas estrategias generales que pueden ayudar a tomar conciencia del problema y comenzar a trabajar hacia una relación más saludable con la sexualidad:

 

1. Reconocer que hay un problema

 

El primer paso es aceptar que algo no va bien. Muchas personas viven en silencio, entre la vergüenza y la culpa, sin hablarlo con nadie. Identificar que el sexo ha dejado de ser una fuente de disfrute para convertirse en una vía de escape es fundamental.

 

 

Un profesional especializado en psicología o sexología puede ayudar a entender el origen del comportamiento, a trabajar las emociones subyacentes y a desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento. La terapia puede incluir técnicas de regulación emocional, reestructuración cognitiva, trabajo con el cuerpo y la autoestima, e incluso pautas de autocuidado y límites digitales.

 

3. Detectar los desencadenantes

 

Es muy útil identificar qué situaciones o emociones activan la compulsión sexual: ¿estrés?, ¿aburrimiento?, ¿tristeza?, ¿sensación de soledad? Aprender a reconocer estos disparadores permite anticiparse y actuar de forma más consciente.

 

4. Sustituir el hábito por nuevas formas de autocuidado

 

Muchas personas descubren que detrás de la compulsión sexual hay una necesidad no escuchada: contacto, descanso, estímulo, evasión. Explorar formas alternativas de bienestar (deporte, arte, meditación, relaciones sociales auténticas) puede ser una vía de reconexión.

 

5. Trabajar la relación con el cuerpo y el deseo

 

Una parte del proceso terapéutico consiste en reconciliarse con el propio cuerpo, el deseo y el placer desde una mirada menos impulsiva y más consciente. Volver a sentir que se elige tener sexo (o no tenerlo), en lugar de sentirse arrastrado por él.

 

¿Y si hay recaídas?

 

Es importante saber que el camino hacia una relación más sana con la sexualidad no siempre es lineal. Puede haber recaídas, momentos de frustración o dudas. Forman parte del proceso. Lo importante es no castigarse, sino ver esos momentos como oportunidades de aprendizaje y seguir avanzando con acompañamiento.

 

Mitos frecuentes sobre la adicción al sexo:

 

Son diferentes los mitos que acompañan al tema de la adicción al sexo que vamos a tratar de desmontar:

 

-   “Si tengo mucho deseo sexual, soy adicto/a”.

Falso. Tener un deseo sexual alto no es una patología. Lo importante no es la frecuencia, sino si la conducta genera sufrimiento, pérdida de control o interfiere con tu vida.


-   “Solo los hombres tienen este problema”.

Falso. Aunque los hombres lo consultan más, cada vez más mujeres reconocen tener una relación compulsiva con el sexo o la masturbación.


-   “La adicción al sexo no existe, es una excusa”.

Falso. Aunque hay debate sobre su etiqueta diagnóstica, muchas personas viven una relación disfuncional con el sexo que requiere atención profesional.


-   “Si tengo pareja estable, se me pasará”.

Falso. La conducta compulsiva no se soluciona solo con una relación afectiva. De hecho, muchas personas con pareja mantienen estas conductas en secreto.


-   “Es solo una cuestión de fuerza de voluntad”.

Falso. No se trata de fuerza, sino de entender las raíces emocionales del comportamiento. La ayuda profesional es clave para salir del ciclo.

 

En resumen:

 

Tener un deseo sexual elevado no es un problema. El problema aparece cuando ese deseo se convierte en una necesidad compulsiva que causa sufrimiento. Si sientes que tu relación con el sexo está fuera de control, que lo usas para calmar tu ansiedad o que no puedes parar aunque quieras, es momento de pedir ayuda.


La buena noticia es que existen herramientas terapéuticas efectivas para recuperar una relación libre, saludable y placentera con tu sexualidad. El sexo puede ser fuente de conexión, disfrute y bienestar… cuando deja de ser una vía de escape y se convierte en una elección consciente.


Si necesitas ayuda puedes pedir más información o cita en nuestro Centro de Psicología, tenemos amplia experiencia en el tratamiento de adicciones comportamentales como es la adicción al sexo o la adicción a la pornografía.




Este artículo ha sido redactado por Sara Pérez,

alumna en prácticas del Máster de Sexología Clínica

y Terapia de Pareja de la Universidad Europea de Madrid

en el Centro de Psicología Sonia García.

Artículo supervisado por Sonia García.


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