top of page

El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

¿Y si…? Los contrafácticos y la ansiedad


¿Cuántas personas de las que estáis leyendo este artículo pasáis horas y horas de vuestra vida divagando acerca de los cuestionamientos famosos con la fórmula “Y si…”? Seguro que unas cuantas, ya que el “¿Y si…?” es un gran parásito de nuestro pensamiento.


Según la lógica, el pensamiento contrafáctico o los contrafácticos son formas de pensamiento condicional que versan sobre acontecimientos pasados y despliegan alternativas posibles que hubieran ocurrido en el caso de haber tomado otra decisión u otra elección. Son los famosos ya mencionados “¿Y si…?”.


“¿Y si no tomé la decisión acertada cambiando de trabajo?”, “¿Y si no hubiéramos ido a aquel viaje hace tres años tendríamos más dinero ahorrado?”, “¿Y si no hubiera estudiado administrativo me iría mejor profesionalmente?”. Y si, y si, y si. Los “Y si…” no tienen final. Generan una cadena de pensamientos de una forma muy rápida y angustiante basada principalmente en el auto cuestionamiento.


Los contrafácticos hacen que se den explicaciones simples basadas en acontecimientos pasados (sobre los que ya no podemos intervenir) sin tener en cuenta la totalidad de los factores y circunstancias externas y que condicionaron tal acontecimiento. Por ejemplo, siguiendo uno de los supuestos anteriores, en el “¿Y si no hubiéramos ido a aquel viaje hace tres años tendríamos más dinero ahorrado?” no se está teniendo en cuenta que hace tres años tenían una posición económica muy buena debido a una herencia y que en la actualidad no hay ahorros porque un miembro de la pareja lleva año y medio en paro sin que esto fuera un acontecimiento esperable ni previsible. Como veis, cuando se fantasea con el “¿Y si…?” se está teniendo una visión muy reduccionista y sesgada de la realidad pasada, filtrando solo la información que parece confirmar que en ese momento se tomó una mala decisión cuando en realidad no tiene por qué ser así.

Los “¿Y si…?” en verdad no sirven para absolutamente nada. Bueno sí, lo único para lo que suelen servir es para provocar es un gran malestar en la persona que los genera en su cabeza. Dicha persona puede sentir culpa, inseguridad o falta de autoestima por tanto cuestionamiento propio. Pensar acerca de lo que pudo ocurrir y no ocurrió no aporta nada al presente, únicamente malestar.


Lo mismo ocurre con los pensamientos “¿Y si…?” del futuro: “¿Y si se cae el avión en medio del océano?”, “Y si mi hijo tiene un accidente?”, “¿Y si suspendo el examen?”. No podemos predecir el futuro, lo que sí podemos predecir es que si vamos con ese pensamiento ansioso vamos a sentir ansiedad en mayor o menor grado y esta ansiedad puede repercutir en nuestro estado de ánimo y en la ejecución de nuestras respuestas hasta el punto de bloquearnos o incapacitarnos. Esto significa que, siguiendo el último ejemplo, puede ser que finalmente suspenda el examen porque ya iba nerviosa y con ansiedad, malestar que me ha afectado negativamente a la hora de hacer el examen. Esto es lo que se conoce como profecía autocumplida. Este tipo de pensamientos son el caldo de cultivo de la ansiedad anticipatoria. Desde luego que no es muy útil pensar en este tipo de cosas sobre un futuro que no podemos controlar y que además de generar malestar puede provocar que se cumplan nuestros peores pronósticos.


Sea el “Y si…” del pasado o sea sobre el futuro, ese malestar que causan estos pensamiento en una gran parte de las ocasiones genera ansiedad, pues tanta rumiación acerca de algo incontrolable como es cambiar el pasado o controlar el futuro puede provocar falta de control, miedo, desesperanza, frustración, impotencia y un sinfín de emociones de carga afectiva negativa y probablemente alta activación fisiológica.


¿Qué podemos hacer ante dichos pensamientos?


Lo primero que tendremos que hacer es grabarnos a fuego que cambiar el pasado y controlar el futuro no es posible. Ni tenemos una máquina del tiempo para retroceder ni una bola de cristal para garantizar qué pasará. Lo único que está bajo nuestro control es el aprendizaje que podemos obtener de cada experiencia ya vivida y la actitud con la que afrontamos las experiencias por vivir. Podemos actuar sobre nuestro presente, esta es la idea con la que nos tenemos que quedar. Dicho esto, lo inteligente será tratar de proporcionarnos un presente lo más gratificante posible y, desde luego, este tipo de pensamientos gratificación no es lo que aportan.


Tal vez estés pensando que la teoría la tienes clara pero que te sientes incapaz de dejar de generar este tipo de pensamientos que te envuelven y te ahogan en sufrimiento continuo. De ser así, la solución pasa por buscar ayuda profesional, pues será fundamental evaluar qué hay detrás de ese tipo de pensamientos que tanto malestar están causando y aprender las herramientas adecuadas para gestionarlos.


Si el grado de sufrimiento a día de hoy consideras que no es tan elevado como para pedir ayuda psicológica, puedes seguir estas recomendaciones para dejar de rumiar. En el momento que notes que estos pensamientos están fuera de control no lo dudes y pide ayuda profesional, contacta conmigo si lo necesitas.

0 comentarios
bottom of page