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El Blog de Sonia García

Psicología y Sexología para tod@s

La autoestima en la infancia



La autoestima es la valoración que uno tiene de sí mismo y está determinada por el grado de aceptación y el concepto que cada uno tiene de sí mismo. La importancia de la autoestima en la infancia se debe a que es en los primeros años de vida cuando se sientan las bases de la autoestima, y ésta puede cambiar con el paso del tiempo en función de los acontecimientos que ocurren alrededor del niño y de cómo éste los interpreta.(Nota: Utilizaré el término de niño para referirme de forma general a niños y a niñas).

La autoestima en la infancia se compone de cinco dimensiones:

- Dimensión afectiva: cómo se ve el niño a sí mismo y cómo define sus rasgos de personalidad.

- Dimensión física: valoración que hace el niño a todo lo que tiene que ver con su físico, tanto aspecto como destrezas físicas.

- Dimensión social: sentimiento de pertenencia a un grupo social, valoración que hace el niño respecto a su habilidad para hacer frente a demandas sociales como relacionarse con otros niños.

- Dimensión académica: cómo se percibe el niño en el ámbito escolar, si se considera buen o mal estudiante.

- Dimensión familiar: cómo se percibe el niño como parte de una familia, si se considera buen hijo, etc.

Cualquier situación o experiencia que viva el niño en cualquiera de estas dimensiones influye directamente en su autoestima.

Es importante destacar que para que el niño desarrolle una buena autoestima hay que ser realistas, es decir, el niño tiene que aceptarse tal y como es, con sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y que la existencia de puntos débiles no implica que el niño no sea valioso o que lo sea menos. Es trabajo de los padres hacerle ver al niño lo valioso que es con sus habilidades y con sus fallos, y que acepte estos últimos para que sepa afrontar los fracasos y éstos no mermen su autoestima. Además, la forma que aprendan de enfrentarse a los fracasos es la que utilizarán también en su vida adulta, por ello es importantísimo consolidar una base sólida en la autoestima del niño.

Un niño con una autoestima alta es un niño que se siente seguro, confía en sí mismo, se quiere y se acepta, aumentando las probabilidades de éxito en su vida social, familiar y académica. Sin embargo, un niño con baja autoestima es un niño inseguro, no confía en sus propias capacidades y es más tímido, lo que le puede conducir a problemas tales como la ansiedad y la depresión. Son los padres los encargados de que sus hijos aprendan a valorarse de forma realista y no negativa para que se acepten tal y como son, que se quieran a sí mismos y de este modo evitar posibles problemas futuros, pues tan importante es velar por una buena salud física de los hijos, como lo es velar por su buena salud emocional. Durante la infancia se crea el marco afectivo y conductual que guiará el comportamiento de los niños durante la adolescencia y la vida adulta.

Cuando los padres detecten en los niños cambios de humor, desánimo, apatía, o cualquier indicador de que algo le está ocurriendo, será fundamental que se pongan en manos de un profesional que evalúe la situación para poder determinar si se trata de problemas de autoestima, y si es así empezar a trabajar cuanto antes para eliminar el sufrimiento del niño y de la familia. Una intervención eficaz y a tiempo puede evitar problemas y sufrimientos futuros, ya que un niño con baja autoestima tiene muchas posibilidades de que este problema persista en su vida adulta.

Indicadores que pueden estar detrás de un niño con baja autoestima:

- Son poco sociables. Les cuesta hacer amigos.

- Buscan llamar la atención constantemente.

- Buscan la aprobación de los demás.

- Infravaloran sus capacidades ("No sirvo para nada").

- Están tristes y desmotivados.

- Se quejan y critican constantemente.

- Tienen altos niveles de autoexigencia para conseguir la aprobación de los demás.

- Tienen poca confianza en sí mismos.

- Son inseguros.

- Son muy perfeccionistas.

- No toleran cometer errores.

- Se muestran agresivos.

- Se bloquean ante situaciones nuevas, no saben cómo actuar.

Detrás de estas actitudes podemos encontrarnos con un niño con problemas de autoestima. Queda claro entonces que la labor de los padres es fundamental tanto para conseguir que sus hijos se quieran y se acepten tal y como son, como para detectar posibles problemas que puedan surgir en la autoestima de los pequeños.

¡ENSÉÑALE A QUERERSE Y ACEPTARSE! ¡MUÉSTRALE LO VALIOSO/A QUE ES!

¡DILE LO ORGULLOSO/A QUE ESTÁS DE ÉL/ELLA CADA DÍA!

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